“(…) Y un tipo o polo esquizo-revolucionario que sigue las líneas de fuga del deseo, pasa el muro y hace pasar los flujos, monta sus máquinas y sus grupos en fusión, en los enclaves o en la periferia, procediendo a la inversa del precedente: no soy de los vuestros, desde la eternidad soy de la raza inferior, soy una bestia, un negro.” (Deleuze & Guattari)

martes, 26 de febrero de 2019

Hospitales

Si estuve nueve horas en una sala de urgencias del hospital esperando que me atiendan, qué debo pensar o hacer, irme tras casi un día completo de espera o seguir esperando hasta alcanzar la noche también, yo me quede y fueron once horas en que un hospital del estado me diera atención médica, esto no porque no estuviese grave sino porque el médico-cirujano de los hospitales públicos generalmente es uno o dos, y en las ciudades hay accidentes, muchos accidentes, por las condiciones de trabajo o de vida a las cuales estamos sometidos.

domingo, 17 de febrero de 2019

sin titulo


Nunca debes ser avaro con los compañeros

Conocí un viejo borracho que ha sido patologizado de alcohólico desde que tenía veintidós años, ahora tiene 72, lleva cincuenta años cargando el juicio de algunos médicos, de sus familiares y de sí mismo, a veces. Este viejo no había sido violento en sus cincuenta años bebiendo (probablemente miente en algún grado) pero insiste en que ha sido autodestructivo consigo mismo. Ahora vive solo, recuerda a su ultima esposa muerta con amor y ternura. Tiene dos hijas, una de ellas, la menor lo lleva todos los jueves a un centro de rehabilitación por su supuesta adicción, pero el viejo solo va para convencer a su hija que esta alargando su existencia. El viejo ya no dejo ni quiere dejar el trago, esta convencido de que solo bebiendo en su vejez puede ser feliz. Tiene dos compañeros, se juntan los domingos a beber, los tres están jubilados y pobres. Para el viejo no hay día más bello y romántico que el domingo, el resto de la semana exceptuando el jueves y el sábado bebe solo. Los domingos llevan siendo en términos de lo superlativo -para él- sus mejores días. Desde joven ha elegido el domingo, antes posiblemente era cristiano y se daba el descanso de dios, ahora claramente no lo es. Lo que sí, existe algún tipo de acuerdo y lealtad con sus dos amigos para beber todos los domingos, generalmente en la casa del viejo, no se llaman pero se encuentran ahí todos los domingos a las 20:30. En sus últimos años de vida come solo lo necesario, no por desinterés sino que maneja tan poco dinero por haber sido obrero toda su vida que si comprara más de lo que come no podría beber cómo lo hace y ya no es una edad para preocuparse del estomago. 

miércoles, 13 de febrero de 2019

Cicatrices

- ¿Con qué celebridad te gustaría pelear? 
- ¿Vivo o muerto? 
- No importa. 
¿Quién sería duro? 
- Hemingway ¿Y a ti? 
- Yo pelearía con William Shatner. 

viernes, 8 de febrero de 2019

Hablar de educación... (pedro garcía olivo)

Hablar de la educación como un “derecho” es un absurdo semántico, cuando no una manipulación político-lingüística.  En  cualquiera de sus acepciones (como transmi-sión  de  la  cultura,  como  difusión del saber, como moralización de las  costumbres,  como  socialización de la población, como proceso  de  subjetivización,...),  la educación  “sucede”  —acontece, pasa ocurre. Se da la educación en cada intercambio comunicativo,  en  todos  los  momentos de la vida social, en cada uno de los  ámbitos  de  la  relación humana...  Considerar  que,  así entendida,  la  educación  es  un derecho  humano  resulta  tan absurdo como postular que también respirar, caminar o dormir por las noches son derechos de todos los hombres,  prerrogativas genéricas  que,  en  tanto  “logros  de  la Humanidad”,  han  de  ser  asignadas  y  protegidas  precisamente por los Estados democráticos. Las cosas  que  simplemente  “suceden”, sugeriría Derrida, ni siquiera son  susceptibles  de  decontrucción:  podemos  desmontar  la Escuela,  pero  no  la  educación; cabe  deconstruir  el  Derecho, aunque no la justicia, etc. Por eso, y más allá del absurdo semántico, nos  hallamos  ante  una  trampa lingüística: “derecho a la educación” significa, en realidad, “obligación de acudir a las escuelas”, como el “derecho al trabajo” ha venido  resolviéndose  en  tanto “obligación  de  desear  ser  explotado  laboralmente”. Y,  así  como el trabajo no coincide necesaria-mente con el empleo, ni la labor con el contrato salarial; la educación se distingue de la escolarización....