nostalgias reaccionarias

Perdimos grandes camaradas de la guerra social, sucedió cuando fue urgente el retiro por aquel confort social que la periferia nunca ofreció. Efraín Plaza Olmedo nos escupiría viendo los trabajadores ejemplares que somos, esclavos que sueltan monedas cuando son heridos. No sirve de nada ser critico de la cena si te la terminas. Posiblemente en la búsqueda de la autodestrucción haya un poco de dignidad en el nervioso, buscar el peligro como el niño, no hay otra forma. Quizás era necesario podrirse a tal nivel que la desersiòn fuese innecesaria, volver a la cocina de sylvia plath. Hoy los viejos camaradas perdieron la intención y el deseo, están en aulas construidas con los ladrillos del muro (...)