“(…) Y un tipo o polo esquizo-revolucionario que sigue las líneas de fuga del deseo, pasa el muro y hace pasar los flujos, monta sus máquinas y sus grupos en fusión, en los enclaves o en la periferia, procediendo a la inversa del precedente: no soy de los vuestros, desde la eternidad soy de la raza inferior, soy una bestia, un negro.” (Deleuze & Guattari)

lunes, 23 de marzo de 2015

Culto al sacrificio o el ateo como religioso

Hoy día vende más declararse ateo que declararse cristiano, el mismo león tolstói  sería linchado por los llamados ciudadanos ateos, por supuesto que no es el ateísmo de bakunin ni mucho menos de spinoza sino una renovada versión capitalista que sigue las mismas líneas de moralidad cristiana, es en el fondo esconder la moral bajo un rostro más aceptable por la Jovencita. El ateo de hoy en día no es un huérfano de dios sino simplemente trabaja en pos de un nuevo dios; la sociedad en sí misma como la abstracción triunfante, no cualquier sociedad, sino la sociedad del sacrificio. El culto al sacrificio ya no es solo asunto de mártires cristianos, más bien de todo aquel que funcione bajo la subjetividad obrera y ciudadana, inclusive de aquellos que se dicen críticos/ateos y plantean la revolución a través del sacrificio de clase o de individuo. Sacrificarse es el corazón de dios (la sociedad) porque trabajar es el motor de este tipo de sociedad. El trabajador es entonces el arquetipo ideal de un mundo donde ateos y cristianos ya significan lo mismo. 

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