“(…) Y un tipo o polo esquizo-revolucionario que sigue las líneas de fuga del deseo, pasa el muro y hace pasar los flujos, monta sus máquinas y sus grupos en fusión, en los enclaves o en la periferia, procediendo a la inversa del precedente: no soy de los vuestros, desde la eternidad soy de la raza inferior, soy una bestia, un negro.” (Deleuze & Guattari)

martes, 16 de diciembre de 2014

Toda integración e inclusión social son el exterminio de la fuga

La alteridad debe ser exterminada, tal como dice Pedro García Olivo, se transforma en lo diverso. El negro encaja en la diversidad de la cultura blanca, el marica pasa a ser un homosexual funcional al régimen heterosexual y así las otredades dejan de fugarse para integrarse al Imperio. A la otredad resistente, todo el peso de la normalización y el disciplinamiento social, pero en pos de la inclusión e integración por supuesto. Procesos normativos a cargo de buenos intencionados agentes disciplinarios; la función psi, la asistencia social, la pedagogía y la filantropía son los encargados de normalizar y exterminar cualquier fuga o cultura disidente. Este conjunto de agentes e instituciones normalizadoras encuentran discapacidad en el analfabeto que disfrutaba su cultura de la oralidad, invaden la ruralidad para escolarizar a todo niño huérfano del saber global, se trata de aplastar culturas disidentes en nombre de la educación y uno que otro valor de la cultura dominante. El gitano, el mapuche, el mendigo -por nombrar algunos ejemplos- serán declarados enemigos públicos a menos que participen de la escuela, del trabajo, en definitiva; a no ser que sean integrados en la diversidad de la cultura capitalista.

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