Tres sujetos me asaltaron mientras caminaba a la población donde vivo, lo más despreciable de esto es el inmenso numero de asaltos que vive la clase trabajadora a manos de otros pobres, drogadictos o no, pobres igual. Si bien el asalto no fue grave, tuve la oportunidad de increparlos y sugerirles que vayan asaltar dónde está el dinero, dónde vive la burguesía, en el otro extremo de las ciudades, es poco probable que esto suceda porque siempre será más fácil para el asaltante despolitizado atacar a su clase, es uno de los enemigos internos con cuales tenemos que lidiar. El más despreciable con quien defiende al amo. Pienso en Emma Goldman cuando nos decía que toda sociedad tiene las delincuentes que se merece, esto es muy cierto porque la sociedad como conjunto de varios aparatos de control potencia el deseo por el consumo, por el producto, es lo más lógico para sus marginados empujarlos al robo en un mundo donde está por encima de la ética, el capital. No justifico a sus ladrones desclasados pero todos sabemos porque sucede, y seguirá sucediendo mientras existe el deseo por el capital. Una y otra vez.
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