Qué desagrado la gente que cree; creen en la familia, creen
en dios, creen en la propiedad, creen en el político, creen en el ídolo, creen en la ideología, creen
en el Hombre, creen en el pueblo, creen en la identidad, creen en el amor, creen en la salud, creen y creen. La
tiranía normalizada de la credulidad soporta la dominación de una servidumbre crédula
y optimista, la resistencia entonces nunca se trata de creer, sino de Crear,
inventar. Algo parecido a lo que decía TIQQUN –“no necesitamos creer en programas
de liberación, sino crear practicas de libertad”, o algo así. No se cree en el anarquismo, se crea algo que algunos quieren llamar anarquía.
Pero las personas insistentemente creen, lo que me
hace pensar en el ejemplo contingente de la izquierda y su teórico de conspiraciones que en su
vaga credulidad teórica apuntará casi por cliché a la derecha de estar detrás
de todo lo “malo”, ya sabemos que las cosas son un poco más complicadas que eso.
No importará –nunca como resistencia- lo que crean o creamos, sino siempre lo
que analicemos o reflexionemos en profundidad, y libre de sensibilidades pre-construidas, pero
bueno, es más rápido creer y ya.
Creemos en Nada, y Nadie cree en nosotras.
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